Toda correcta implementación de un modelo de Gobierno Corporativo cuenta con actividades esenciales que permiten la adecuada institucionalización de una empresa, ya sea familiar o no. La adopción de mejores prácticas ayuda a las compañías a reformar su gestión, así como mejorar la percepción de los accionistas y terceros interesados, generando mayor valor a la empresa.
En la actualidad se ha dado más énfasis a las iniciativas regulatorias nacionales e internacionales, que han incrementado la necesidad de fortalecer el Gobierno Corporativo tanto en empresas públicas como en organizaciones privadas. En el caso de México, las reformadas Ley General de Sociedades Mercantiles, así como la Ley del Mercado de Valores, dibujan un marco de actuación básico que se robustece con el código de Mejores Prácticas Corporativas emitido por el Consejo Coordinador Empresarial y los distintos códigos y principios de mejores prácticas internacionales tales como los principios de Gobierno Corporativo de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, los cuales se originaron para fortalecer el Gobierno Corporativo en todas las empresas.
Dichos marcos y otros mecanismos confiables son los que deben buscar implementar las organizaciones para crear modelos de gestión que incluyan entre otros, indicadores de desempeño, sistemas de información y reporte, así como controles efectivos en todos los ámbitos estratégicos y operativos de la empresa, los cuales le ayudaran a proyectar una imagen de transparencia y confiabilidad al interior de la misma y hacia los terceros interesados en ella.
Uno de los principales retos que tiene una empresa es conocer dichos mercados que permitirán mejorar sus prácticas de Gobierno Corporativo; la implementación de un buen modelo va más allá del cumplimiento de las leyes, se trata de un proceso que deberá evolucionar de acuerdo a las necesidades de la organización y a los objetivos específicos que tiene la misma.
Todos los temas en materia de gobernabilidad tienen cierta elasticidad que le permite a las entidades adaptarse a las necesidades propias. Sin embargo, así como existen buenas practicas que debilitan las estructuras y entorpecen los mecanismos para el correcto desarrollo, por lo que se podrían considerar como “practicas ineficientes”, las cuales, en ocasiones sesgan el alcance del sistema de gobernabilidad implementado e incluso lo vuelven inútil.
El entorpecimiento de los procesos hacia la correcta institucionalización de las empresas, ha hecho evidente la necesidad de adoptar mejores prácticas corporativas que establezcan pautas para que la administración de las organizaciones garantice la transparencia, eficiencia, equidad y responsabilidad por medio de decisiones colegiadas.
De acuerdo a las necesidades más urgentes de las empresas y diversos esfuerzos para monitorear las actuales prácticas de las empresas, se determinó que, a pesar de los avances de los últimos años en materia de Gobierno Corporativo, todavía existen procesos que no se han fortalecido. El presente boletín tiene como finalidad mostrar algunos de los retos a los que se enfrentan las empresas en la actualidad, al involucrarse en un proceso de institucionalización.
En los artículos que componen este boletín se analizaran solo 3 principales temáticas que dependiendo de su correcta o incorrecta ejecución pueden representar eficientes o ineficientes practicas con resultados muy distintos. Dichas temáticas se centran en la función de auditoria interna, la evaluación y compensación de los órganos de gobierno y sus miembros y, por último, la separación de roles entre el Presidente del Consejo y el Director General.
Continuamente se tiene una noción de la importancia de estos temas, sin embargo, se explorará la importancia que tiene que cumplir con las mejores prácticas para el desarrollo de cada uno de los procesos mencionados con anterioridad.
Buenas prácticas de auditoria y practicas ineficientes
Por definición, la auditoria debe ser independiente y objetiva con la finalidad de evaluar el correcto cumplimiento de todo el marco normativo y los procesos de una organización. Asimismo, debe gestionar el sistema de control interno y vigilar el proceso de emisión de información.
De acuerdo con el Código de Mejores Prácticas Corporativas, la auditoria, se debe llevar a cabo con la mayor objetividad e independencia posible; procurando que la información que llegue al Consejo de Administración, a los accionistas y al público en general, sea emitida y revelada con responsabilidad y transparencia.
Las personas que conformen la función de auditoria interna deberán de contar con la capacidad técnica, proactividad, innovación, enfoque en riesgos y orientación de resultados. Por los tanto, es de gran importancia que pudieran afectar la objetividad del auditor o que impliquen algún conflicto de interés. Al representar un rol tan importante para la empresa, es fundamental que a las personas que llevan a cabo esta tarea, se les considere confiables y capaces de responder a los retos, sobre todo, que entiendan la visión de la organización.
De igual manera, los auditores internos deben tener una línea directa de reporte hacia el Consejo de Administración o hacia el Comité de Auditoria.
A continuación, se enlistan algunos de los objetivos clave que tiene el auditor interno en el enfoque administrativo, operacional y financiero:
Con referencia a los puntos anteriores, al detectar alguna desviación el auditor interno documenta los hallazgos y los reporta al órgano de gobierno que corresponda. Sin embargo, su trabajo no termina ahí. Una parte es esencial del trabajo del auditor interno con la finalidad de que los hallazgos no sean letra muerta, es el seguimiento de los mismos.
El auditor interno debe dar seguimiento cabal a los hallazgos detectados, así como actividades de remediación que genere la administración de la empresa. Dicho seguimiento garantizara que las desviaciones sean corregidas.
La función de auditoria interna puede ser considerada viable y pertinente, sin embargo, como en toda iniciativa que implica una evaluación y un cambio, tiene que ser valorada a la luz de los pros y contras que entraña para la organización. A continuación, se refieren algunas de las ventajas más relevantes:
1. Representa una ayuda primordial a la alta dirección al evaluar de forma independiente los sistemas de operación y de administración.
2. Realiza una evaluación global y objetiva de las fallas internas de la empresa, que generalmente suelen ser interpretados de una manera parcial por las áreas o departamentos afectados.
3. Pone a disposición de la administración un profundo conocimiento de las operaciones fiscales y financieras de la empresa, a través del trabajo de verificación de los datos contables.
4. Contribuye eficazmente a evitar las actividades rutinarias y la inercia burocrática que generalmente se desarrolla en las empresas.
5. Favorece a la protección de los intereses y bienes de la empresa y sus accionistas frente a los terceros interesados.
6. De ninguna manera, la auditoria interna debe involucrarse o comprometerse con el desarrollo de los sistemas de la empresa, debido a que su función principal es evaluar y opinar sobre estos.
Asimismo, la auditoria interna debe reportar al Consejo de Administración la información correspondiente a los sistemas de administración de riesgos y controles internos que reflejen con claridad, la situación de la organización. En dichos reportes no puede existir bajo ningún motivo la corrección o filtrado de información por parte de la Dirección General.
Para asegurarse que el Consejo de Administración reciba toda la información de manera exacta y objetiva, el auditor interno puede solicitar una cita con los miembros del Comité de Auditoria y/o el propio Consejo a través del Presidente de cada uno de estos órganos de gobierno. Cuando dicha línea de reporte no se respeta, la información que se genera puede ser poco confiable, generado que el Consejo de Administración tenga una visión sesgada del negocio, pudiendo a su vez realizar una mala toma de decisiones.
Dado que la función de auditoria interna está firmemente relacionada con la administración de riesgos y procesos de gobierno, el auditor interno se encuentra en un nivel estratégico dentro de la organización. Para elevar el valor de la función de auditoria interna, las líneas de reporte adoptadas deben tener un nivel lo suficientemente alto como para promover la independencia, solidez y amplia cobertura de la auditoria.
Al adoptar prácticas de información apropiadas, la función estará en capacidad de revisar el funcionamiento de todas las áreas o departamentos de la organización sin temor a restricciones ni intereses o asuntos prioritarios.
El Consejo de Administración debe evaluar de manera anual la independencia que tiene la actividad de auditoria interna dentro de la organización. Asimismo, el Consejo de Administración deberá revisar y, en su caso, aprobar los lineamientos para la evaluación de los responsables de la auditoria, así como los planes de mitigación de riesgos que son elaborados y propuestos por estos.
Consideraciones finales
cuando las compañías no cuentan con líneas de reporte eficaces entre la función de auditoria interna y el Consejo de Administración, se debilita la independencia y objetividad de los reportes, pudiendo contribuir a la mala toma de decisiones de dicho órgano de gobierno y poniendo en riesgo a la organización. Asimismo, el enfoque sistemático que la función de auditoria interna aporta, también puede verse afectando ante la existencia de posibles conflictos de interés que no les permitan actuar con libertad.
Como mejor práctica, se recomienda que la comunicación entre la función de auditoria interna y el Consejo de Administración sea directa y funcional, buscando en todo momento salvaguardar la independencia y objetividad de la información y hallazgos de los auditores internos. Al mismo tiempo, los auditores internos serán responsables de informar, las observaciones y hallazgos, resultado de la ejecución de sus planes de trabajo.
Por último, con la finalidad de fortalecer de manera constante a esta función, es necesario que se desarrollen lineamientos para la evaluación del desempeño de los auditores internos, identificando sus actividades y funciones realizadas. De esta manera, el Consejo de Administración se asegurará de que se mejoren los procesos y exista una verdadera revolución de la función de auditoria interna, que vaya orientada al cumplimiento de los objetivos organizacionales.
Boletín de Gobierno Corporativo
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Miguel Navarro | Socio Líder
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